El día en que me fui de España
Mis ojos quisieron sufrir.
Hoy, una manta de mil telarañas
No deja olvidar, pero si consentir.
El día en que me fui de España
La guerra estaba en su porvenir,
Y los látigos azotando mis entrañas
Avisaban la proximidad de mi partir.
Un par de hostias me quedaron de herencia.
Gran premio para un Pierrot como yo,
Que posa hojas de parra sobre el canasto de la conveniencia.
Surgiendo, hora tras hora, en busca de clemencia.
Surcando, descorchando botellas de mala leche
Para celebrar el soberbio suceso de mi decadencia.
Ernesto Molinas
09/03/2010
Nenhum comentário:
Postar um comentário