Solo en mi habitación cometo con mis sueños una locura solitaria, sanguinaria, ordinaria, secundaria, irrelevante, sobrevalorada por la inseguridad. Seguida por el desorden del cambio de pensamiento, de una continua sucesión de a-palabras aleatorias que aun tienen cierto sentido. Mismo pronunciadas alucinadamente, fractalizan la construcción de mi consciencia de manera que se forma un dibujo tal y cual una foto instantánea. Un momento único y irrepetible.
Una mancha de vomito que queda en la vereda. Una historia tuya que te cuenta un amigo y de que no te recuerdas. La retrato en palabras para que no me olvide del momento.
Me muero, me mato, me vendo por un momento de inspiración que me permita sentir orgullo de mi inconsciencia.
La falta de ella me confirma la idea de que el momento es terrible, de infertilidad y sin sentido o sustancia que tenga valor ...
Vacio, vacio, vacio, vacio...
Desisto de escribir, no me sale nada que valga la pena, trato, intento, pero no vuelve la bella diosa inspiradora que un día me acompaño. Que ha pasado???
Me falta el motivo que me acerque de mis sueños, y como siempre, Gershwin se me cruza y no me deja olvidar la puta frase que me desalienta.
Ernesto Molinas.
Marzo/2008
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